Esta prisión fue construida con el fin de mantener una
población estable en la ciudad, y de esta manera, mantener la soberanía de la
zona. Sus muros comenzaron a levantarse en 1902, los presos viajaban un largo
tiempo hasta la Isla Grande de Tierra del Fuego para pasar sus días de
reclusión allí. Había desde presos políticos hasta los prisioneros más
peligrosos del país.
Las condiciones de vida en el presidio eran nefastas. Había
cinco pabellones, dentro de los cuáles había calabozos de un metro y medio por
dos. Los presos padecían frío, hambre, torturas y enfermedades de todo tipo. A
causa de esto muchos intentaron huir, sin suerte, ya que las condiciones del
lugar hacían que la supervivencia por sí solo fuera muy difícil y provocaba que
los fugitivos murieran de hipotermia al pasar la noche en los bosques donde se
escondían.
Una linda tarde, al dirigirme a la estación del famoso “Tren
del Fin del Mundo” (del cual les hablaré en una nueva publicación), me crucé
con un cartel que indicaba la presencia de un Río, llamado “Pipo”, me pareció
un nombre simpático y decidí sacarle una foto a ese pequeño hilo de agua que
pasaba por allí, ya que en invierno, el deshielo es reducido y por ende, el
caudal del río también. Más adelante, al avanzar mi viaje por esta hermosa
ciudad, descubrí el porqué de su nombre.
Cuando el presidio funcionaba, los presos con buen
comportamiento, eran”premiados” con una salida a los bosques helados de la
ciudad, para conseguir madera y de esta manera abastecer a la población de la
ciudad. Según cuentan los pobladores, un día, uno de los prisioneros intentó
fugarse en una de sus excursiones al bosque, pero para su desgracia cayó en una
de las corrientes de agua continua que había en los alrededores. Creo que
varios habrán adivinado el nombre del recluso prófugo. Nunca se volvió a ver a
Pipo, y a partir de su desaparición, se le dio su nombre actual, al Río Pipo,
en su “honor”. Un poco escabroso su nombre, ¿no creen?
Otro de los condenados que vivió en la cárcel del fin del
mundo, fue el tristemente famoso Cayetano
Santos Godino, más conocido como el “Petiso Orejudo”, para los que no conocen
su historia, fue uno de los primeros asesinos seriales de nuestro país, y sus
víctimas eran niños. También era pirómano e incendió varios edificios. Llegó a la cárcel de Ushuaia en el año 1923,
y vivió allí hasta su muerte en el año 1944, tras circunstancias dudosas.
Existe una película basada en sus horribles hazañas, llamada “El niño de barro”.
La prisión se mantuvo abierta hasta marzo de 1947, cuando el
Poder Ejecutivo Nacional dispuso la clausura del lugar, por razones
humanitarias.
Hoy en día, la “Cárcel del Fin del Mundo” es un museo,
ubicado frente a la esquina de las actuales calles Yaganes y Gobernador Paz de
la ciudad más austral del mundo, los turistas que pasan por ella, dicen no
poder evitar escalofríos al recorrer sus pasillos….